Persona de ánimo variable.

Es gracioso, por lo general todos lo conocen por su buen humor, le gusta hacer chistes y todo le parece fácil. Logra cambiar el de ánimo de todos cuando están aburridos o cuando se están por pelearse. No le importa hacer el ridículo y se le ocurren bromas y chistes todo el tiempo, su atención está dirigida hacia quienes lo rodean. En esos momento suele hablar aceleradamente, se mueve rápido, hace muchas cosas. Pero suele tener períodos en los cuales se siente caído, un poco triste y nada le viene bien. Cuando esto ocurre, se encierra en si mismo, no se lo ve por ningún lado, sale poco. Se vuelve callado y, en esos momentos, su atención está diriga hacia sí mismo. Al estilo de estas personas se lo llama lírico, porque hace sentir afectos a los demás, aunque a ellos les cuesta sentirlos. Logran transmitir más afectos de lo que pueden sentir por sí mismos. Cuando idealiza, está de muy buen ánimo y cuando la realidad le muestra que no es ideal, decae. Su seducción se basa en esta capacidad de transmitir afectos, hacer reir, enamorar, llorar con lo que dice o escribe. Quizás los identifique un farol, que ilumina cuando está prendido, pero también puede apagarse facilmente.