jueves, 8 de octubre de 2009

"Resultaba estupendo estar sola, no tener que sonreir ni poner buena cara; fue un respiero que me permitió contemplar a través del cristal la cortina de lluvia con desaliento y derramar algunas lágrimas. No estaba de humor para una gran llantina. Eso podía esperar hasta que me acostara y me pusiera a reflexionar sobre lo que me aguardaba al día siguiente."

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